Las redes sociales, además de la mensajería
instantánea, se han convertido en las principales herramientas de comunicación
mediante las cuales podemos interactuar con otros sin que importen las barreras
físicas de por medio. Si antes se tachaba de frikis a sus usuarios, hoy lo raro es no
tener un perfil en al menos una de las múltiples plataformas sociales
existentes.
Aunque el oligopolio de las redes
sociales lo tienen Facebook y
Twitter, buceando por internet he
descubierto que hay vida más allá del “me gusta” y de los “trending topics”. Si eres un cerebrito, si tienes una mascota, si te
apasiona tricotar, si coleccionas cosas raras, si quieres relacionarte
exclusivamente con barbudos, e incluso si quieres aumentarte las tetas y buscas
a alguien que te financie la operación, existe un rincón virtual para ti con
millones de usuarios esperándote.
Las redes sociales son auténticas
minas de información personal, donde el usuario medio tiene visible en su
perfil su nombre, fecha de nacimiento, la ciudad en la que vive, el estado
civil y alguna foto de sí mismo. Otros sin embargo van más allá y regalan a
quien quiera leerlo, todo un rosario de detalles de su vida íntima. Así, hay
gente que se atreve a publicar con qué regularidad va al baño, que cuenta cómo
es la camisa de flores que va a estrenar el lunes en la oficina, o que nos
deleita con el tupper que le ha preparado su parienta; usuarios que muestran fotos
de su aparentemente agitada vida social (borracheras incluidas) o de su más
tierna infancia cuando llevaba gafas de culo de vaso, aparato, o el pelo
cortado “a tazón”; personas que despotrican alegremente sobre el hijoputismo que practica su jefe o que se
defecan virtualmente sobre la clase política sin tapujos. Los detalles
escabrosos de otros que antes podías tardar años en descubrir, ahora los tienes
disponibles en tan sólo un par de minutos a golpe de clic.
Parece ser que el hecho de no
tener a nadie delante físicamente cuando compartimos ciertos aspectos de
nuestra vida en las redes, nos hace ser más desinhibidos, sentirnos casi
invisibles, cuando en realidad lo que publicamos podrá ser visto potencialmente
por mucha gente. Lo más grave del asunto es que así como las palabras se las
lleva el viento, nuestros comentarios e imágenes, no se los lleva el Wifi, y mucha
de esa información quedará ahí para la posteridad.
Quién no ha sucumbido a la
tentación de fotografiar la triste tostada que desayuna cada día para colgarla
en Instagram; eso sí, le habrá aplicado un filtro vintage, que hará que la tostada luzca deliciosa. Quién no se ha sentido inspirado alguna vez, y se las
ha visto y deseado intentando reducir a 140 caracteres un pensamiento ingenioso
para poder publicarlo en Twitter. O quién no ha querido gritar a los cuatro
vientos que por fin ha cambiado su estado sentimental y ha decidido dar la
noticia en Facebook.
Aquello que publicamos da
información sobre nuestros gustos, hábitos, opiniones políticas y religiosas, conocimientos,
nuestras alegrías, nuestras penas, nuestras debilidades… Eso sí, elegimos lo
que queremos contar, y la mayoría solemos mostrar lo mejor de nosotros mismos,
empezando por la foto de nuestro perfil.
Curiosamente a las personas que
comparten poco o nada de su vida en las redes sociales, no se las considera
discretas, prudentes o sensatas, sino simplemente aburridas, y hoy en día
parece que no tener una cuenta en una red social, es no estar en este mundo. Resulta
que ser introspectivo no mola, porque la proliferación de todas estas plataformas ha
conseguido que creamos que la gente se define por los aspectos de intimidad que
muestra a los otros a través de la pantalla del ordenador. La intimidad es tan
importante para definir lo que somos, que hay que mostrarla, y ya no hace falta
haber hecho algo extraordinario o ser una celebridad para tener derecho a
exponer públicamente la propia voz e imagen: toda experiencia resulta valiosa e
interesante, aunque sea banal o se cuente trivialmente, como en los
reality-shows del estilo Gran Hermano.
Admitámoslo: nos gusta más un
cotilleo que al rellano de un portal, porque con el chismorreo se liberan
muchas frustraciones. Compartir secretos mundanos con los demás, nos afianza en
nuestras relaciones y nos acerca al otro, saciando así esa necesidad que
tenemos de vivir conectados con “el mundo” continuamente. Nos encanta exhibir nuestros
conocimientos y logros, pero más aún conseguir desviar la atención de los demás
sobre nuestras carencias, al fijarnos y sacar a relucir las de otros. Nos gusta
poder comparar nuestras vidas con las de los demás, sobre todo si resultamos ganadores.
He leído recientemente un
artículo sobre “los 13 tipos de usuarios de Facebook más odiosos”, y creo que
soy la número 7, Crípticos: Nadie entiende un
bledo lo que postea. Sus actualizaciones de estado suelen componerse de una
mezcla de frases de canciones, palabras aleatorias y expresiones en inglés de
gramática dudosa. Busca proyectar una imagen enigmática pero no se da cuenta de
que, si no estás en su cabeza, su manera de actuar resulta un tanto absurda.
Esa soy yo, ¿pasa algo? Yo sé lo que me digo y
por qué lo digo, y muchas veces sólo los interfectos entenderán mis
actualizaciones. Otras veces escribo alto y claro, expresando mi opinión sobre aquellos acontecimientos que me impactan. Y
bueno, como mi Facebook y mi Twitter son eso, míos, publico en ellos lo que me da
la gana -desde el respeto y de manera responsable- y a quien no le guste, que
no mire. Así debiera ser, ¿no?
Pues no: ahora resulta que los políticos pretenden
regular las redes sociales y a tomar por culo la libertad de expresión. Ejem…
El señor Enrique Dans, considerado como una de
las voces más autorizadas del país en cuestiones de Sistemas de Información, ha
escrito un artículo, expresando justo lo que pienso al respecto de esta medida
dictatorial, y como le ha quedado muy bonito, copio sus palabras tal cual:
<<La idea de “regular las redes sociales” entronca con una vieja pretensión de la política española reciente: la de “poner bajo control” un medio cuya dinámica se les escapa. Los precedentes que evidencian un papel importante de las redes sociales en la llamada primavera árabe, provocan un miedo general en toda la clase política de todos los países que creen ver aparecer tentativas insurgentes en todo movimiento de protesta que surja apoyado desde la red (…)
Si alguien, al pasar por la calle, nos espeta una barbaridad como algunas de las que se han podido ver o leer recientemente, pensaremos muchas cosas: que es impresentable, maleducado, que tiene un gusto pésimo, una inexistente sensibilidad, o directamente que es despreciable. Intentaremos evitar a esa persona, no compartir nada con ella, considerarla inadaptada para la vida en sociedad… pero salvo que efectivamente haya injuriado, difamado o hecho apología del delito, ahí se quedará la cosa. Si es delito, es delito, y no necesitamos leyes nuevas para definirlo. Si no lo es, si se trata de mala educación, mal gusto o estupidez congénita, tener al ministro de turno respirándonos en la nuca y amenazando con actuar de oficio mientras gruñe que “nos va a regular” no es un clima deseable para un país supuestamente libre.
Es fundamental que dejemos de considerar la red como un lugar o un fenómeno distinto al resto. Que nos olvidemos de llamar “internautas” a los que usan internet, como no llamamos “callenautas” a los que andan por la calle, ni “periodiqueros” a los que leen un periódico. Son, simplemente, personas, ciudadanos normales. En un país en el que el 80% de los ciudadanos utilizan la red regularmente, pretender que los que la usan son diferentes al resto o merecen una regulación especial es sencillamente absurdo, anacrónico.
Las reglas ya están hechas, y se aplican igual a lo que ocurre en la red y fuera de ella. No, no hay nada que regular. Salvo el sentido común del que pretende regularlo y controlarlo todo.>>
¿Qué es lo siguiente, una figura
que venga a arrearnos una colleja cuando estemos en la barra del bar comentando
la actualidad para adoctrinarnos? ¿Pero de verdad quieren hacernos creer que
las redes sociales son una fuente de expresiones que incentivan el odio, la
intolerancia, y que ponen en riesgo la vida de las personas y que por eso hay
que censurarlas controlarlas? Por supuesto que no justifico las amenazas
de muerte o el celebrar el asesinato de una persona en nombre de la libertad de
expresión, que gilipollas hay en todas partes, pero qué quieres que te diga: es que igual que envidio al que cuenta
en Facebook que caga cinco veces al día, y no me da por tomarme laxantes para
alcanzarle en número de deposiciones diarias, si leo “más tiros en la cabeza delos PPeros”, no me siento incentivada a coger un arma y volarle los sesos a un
político. Aquí huele a miedo, y yo no he sido.
El odio hacia los políticos que
se respira en las redes y que tanto les irrita, no es más que el reflejo de los aires que
recorren nuestro país, y es un aroma hediondo que ellos mismos han provocado. A ellos por
cierto habría que recordarles que “somos dueños de nuestros silencios y esclavos
de nuestras palabras”, porque si esto va de “ir a la profe porque me han
llamado tonto”, tengo que decir que ellos empezaron primero, así que a la hora de imponer castigos, a ver si
la justicia funciona igual de bien para todos. Sería más inteligente que se preocupasen de acabar con los corruptos, de no reírse de los desahuciados y parados, de dejar de
recortarnos derechos y de no bloquear la justicia en beneficio propio, que empeñarse en ponerle puertas al campo regulando lo que
nos pasa por la cabeza y que nos nos sale de ahí mismo compartir. ¡Si es que estamos pensando
y hablando por encima de nuestras posibilidades!
En fin, que creo que a partir de
ahora todo lo que escriba lo haré en inglés, porque así no me pillan fijo. Shit yourself, little parrot, and a
relaxing café con leche in Plaza Mayor!
Creo que en lo blogs no hay prevista esta censura, quizñas porque leer más es muuy cansado.
ResponderEliminarCon ese inglés, Botella al menos no te pilla ;)
Lo sé, evidentemente con los tochos que publico, no se me ha pasado por la cabeza hacerlo en inglés, me refería al resto de las redes sociales.
EliminarMe ha gustado, estás depurando tu estilo...aunque un poco largo, como casi siempre. Mua!
ResponderEliminarA tí te depuraba yo el alma. Encima que te doy lectura para entretenerte en tus ratos de ocio...
EliminarJajaja RIta. Dí que sí. Karmem.
EliminarDicen por ahí que el verdadero aspecto de una persona es la medía entre su foto del DNI y su foto de perfil de facebook. La verdad es que hay mucha gente de que no se da cuenta de dos de las características fundamentales de las redes sociales que tú expones perfectamente en el post: la universalidad y la permanencia. Luego lo aprenden por las malas, como siempre.
ResponderEliminarY lo de intentar censurar internet es la última gilipollez entre los políticos. Como lo de regular las manifestaciones. Es lo que tu dices, se percibe el aroma agreste y nauseabundo del miedo.
Y te dejo mi último pensamiento en código, para que no lo censuren: "I love the way you express your ideas about the world and shit" XD
Un saludo.
Thanks a lot! You are welcome in my blog even if you want to criticize me and shit. :-D
EliminarQué fuerte me parece... Ya lo que nos falta es tener que enfrentarnos a la censura. Un besote!!!!
ResponderEliminarComo dice Pilar, de momento los blogs se libran. ¿Los gatos también pueden ir a la cárcel? :-D
EliminarSi huele a pedo en este país, es por todo lo que sueltan los políticos. Este tema de la censura me pone enferma porque, como siempre, no tratarán todos los casos igual. Cambiarlo para seguir como siempre o peor. Igual tengo que ir dejando twitter y quedarme sólo con el blog. Como habéis dicho, leer no les interesa.
ResponderEliminarEs que ellos ya han dicho barbaridades, y no ha pasado nada. Como cuando Esperanza Aguirre criticó la Casa Consistorial de Valdequemada y soltó perlitas hacia los arquitectos como "Habría que matarlos". "¿Tú sabes por qué habría que poner pena de muerte?", o "Me caen mal los arquitectos porque sus crímenes perduran más allá de su propia vida".
EliminarGran artículo. De hecho, la mayoría de nuevos partidos políticos hacen un gran (y genuino) uso de las redes sociales, no solo como un instrumento de márketing impostado (que también) sino como un vehículo para expresar sus ideas, congregar a sus simpatizantes, propulsar iniciativas, conocer mejor a los representantes de los ciudadanos... Son los viejos partidos que, en esto, como en todo, se van quedando atrás.
ResponderEliminarSe quedan atrás porque no manejan bien la bidireccionalidad de las redes. Porque cada vez que contestan a alguien, la cagan y generan polémica. Son de los que publican antes de pensar, y luego pasa lo que pasa. Gracias, cuca.
EliminarSí, pero también porque no lo saben entender como una herramienta de comunicación y de aprendizaje, sino solo como un escaparate para sus ideas, y como tú dices, cuando alguien les contesta algo inesperado no solo no les gusta sino que no se saben defender con inteligencia y elegancia.
EliminarInteligencia y política no parecen ser términos compatibles últimamente...
EliminarAhora resulta que las redes sociales son el diablo. Que se dediquen a hacer lo que tienen que hacer y dejarse de gilipolleces.
ResponderEliminarGood level, if little lady, Good level.
Jajajaja. Thanks for the piropos. You are allways wellcome. If, if, between, between and have a relaxing cup of café con leche.
EliminarToday i job but this evening i book.
EliminarJajajaja... I mean hahaha.
EliminarBueno, las redes sociales no son más que un reflejo de parte de nuestra persona: así aflora el exhibicionista, el voayer (mira y no dice ni pío), etc, etc...Lo que hay que saber es utilizarlas en condiciones, que luego hay mucha gente que culpa a las redes sociales de que son muy indiscretas cuando están publicando comentarios con la "bolita del mundo" que marca que eso será público. Coño, date una vueltita por la privacidad y mira a ver si quieres que todo lo que tú publicas esté a la vista de todos o solo para tus amigos...
ResponderEliminarYo utilizo mucho más facebook que twitter, de hecho, mantengo el contacto con muchos de mis amigos (que conozco físicamente desde hace años) y me lo tomo como una herramienta para mantenerme "al día" de sus vidas y ellos de la mía.
Y sobre lo de arremeter contra la clase política (la casssssssta esa palabrita que está tan de moda) es lo mismo que hacemos cuando estamos en un bar, en una tertulia con los amigos o viendo el telediario en casa, solo que aquí lo lee todo el mudno y es lo que tú dices, son palabras que no se las lleva el wifi.
Si cortan la libertad de expresión, Houston, tenemos un problema, que la gente está más que cabreada como para encima no poder opina (cosa que ha costado tras 40 años de silencio).
Buena reflexión, Rita.
Besos.
A mí me pasa como a tí, Facebook me mantiene en "contacto" con mis amigos de otras ciudades que ya conocí físicamente, y suelo publicar cosas personales (cuando no me da por ser críptica) que sólo quiero que vean mis amigos, por eso no acepto a desconocidos, ni que me etiqueten en fotos ni cosas de esas, y procuro vigilar bastante la privacidad, pero hay cosas que se escapan y hay que ser consciente, consecuente y responsable. Besos para ti también.
EliminarNo puedo estar más de acuerdo contigo.
ResponderEliminarMiedo, es lo que hay, y por eso necesitan esa sensación de control, pero el control es una ilusión, no existe, y, cuantos más cepos quieran ponerle, más escurridizo se hace.
Que se centren en arreglar lo que se ha roto, que dejen de alejarse con barreras y se mezclen, que sean un poquito más humildes y bastante más humanos, y bajen el ego y la nariz, que vamos todos en el mismo barco, por mucho que quieran pensar que no.
Besos!
¡Amén!
EliminarMuy interesante análisis, querida señora.
ResponderEliminarLa novia, que vive con el novio, publica que lo ama locamente es su facebook. Yo me pregunto ¿para qué lo publica si vive con él? ¿Será que estaba de viaje y el mail no funcionaba, ni el teléfono? si persiste en esa misma línea de pensamiento mañana le agradecerá el excelente orgasmo que le hizo tener en el auto de la prima. ¿Cuál es el límite? ¿Cuál es la necesidad? Además y creo que es lo más importante ¿a quién le interesa si desayuné cereales y fresas, café con leche o nada?
En cuanto al control oficial, estoy totalmente en desacuerdo, no me es grata la idea del "gran hermano", no obstante creo que alguna regulación debiera existir, porque siempre existen personas capaces de encontrar el resquicio para hacer el mal.
Un beso grande
¿Necesidad? Hay gente que necesita reafirmar los hechos con palabras y gritarlo a los cuatro vientos, y luego hay voayeurs a los que de vez en cuando nos gusta leer este tipo de indiscreciones para hacer un poco de mofa, porque hablar siempre de cosas serias y relevantes es un coñazo.
EliminarLas regulaciones ya existen, empezando por la política de privacidad que aceptamos sin leerla cada vez que nos damos de alta en una red social, y el señor Twitter o Facebook ya eliminan aquellos contenidos que consideran inapropiados. Lo mismo que existe ya amplia jurisprudencia relativa a los insultos, agravios, difamaciones o apología de cualquier delito, por lo que no veo por qué se tiene que distinguir Internet del mundo real e intentar controlar y apretar la soga cada vez más si ya hay leyes que penan esas conductas.
Los comentarios en las redes pueden ser más crudos y crueles que en la interacción en el mundo real, por la distancia física con la otra persona o porque alguien se escude en el anonimato para poder decir todo lo que piensa, es cierto, pero por eso creo que simplemente cada uno debiera ser responsable de lo que dice, ser consciente de que un retweet puede tener un efecto amplificador e inesperado de cada pensamiento que se hace público, pero digo NO rotundamente a intentar controlar las redes porque me parece un imposible, entre otras cosas porque entraría en juego la subjetividad para determinar la gravedad de lo que se dice.
Que cada uno se regule su sentido común, otro bien que parece estar perdiéndose...
Gracias por participar en el análisis ;-)
Eres buenísima Rita. Una pena tener que leerte en inglés, además, en inglés críptico, claro. Pero tendremos que hacer el esfuerzo. Como sigamos tragando imposiciones vamos a tener que pedir permiso para respirar, salvo que seas un lector asiduo del Marca o del As, que creo que ahí no va a llegar la censura.
ResponderEliminarTe felicito, me encanta el tono, el fondo y el contenido.
Muchas gracias. Bastante me está costando tener algo de continuidad en lo de escribir en castellano, como para hacerlo en inglés. No caerá esa breva. Y espero que no caigan otras tampoco.
EliminarMuchos besos!