Qué mal me está sentando la
primavera.
Hace casi tres semanas decidí
darle la bienvenida anticipadamente, celebrando el cambio de estación y el tan
ansiado calorcito del que pudimos disfrutar por unos días, de la mejor manera
que se me ocurre: con cañitas terraceras,
y para rematar, - y haciendo caso a las hormonas que con el sol empezaron a
alterarse - un revolcón inconsciente. Pero lejos de tener un encuentro
erótico-festivo (que también, pero no recuerdo bien esa parte por eso de los
efluvios del alcohol), aquello se convirtió en una experiencia bastante
trágica.
Aquella tarde se abrió la caja de
Pandora, y al abrirla se liberó una realidad hasta entonces desconocida por mí.
Al descubrir las mentiras que me habían colado durante tanto tiempo, tuve que
enfrentarme al reconocimiento de que aquella persona en quien había depositado
tantas cosas en los últimos años, entre otras mi confianza, era en realidad un
perfecto desconocido. Y me sentí profundamente traicionada.
Que te toqueteen el ego, pica,
escuece y genera inseguridad; con el desamor falta el aire, se hace un nudo en
la garganta, duele el pecho y aparece el desaliento. La traición es todo eso y
mucho más: te coge las tripas y te las retuerce, y en un perfecto cóctel
Molotov, las náuseas se mezclan con el dolor, la furia, la rabia, la triste
desazón, la incertidumbre de saber qué parte fue real de todo lo vivido, y la
sensación de haber sido ridiculizado, tomado por tonto o utilizado. Es terrible
el desgarro que se siente al experimentar el desprendimiento de la confianza
depositada en alguien a quien quieres y ver cómo se rompe el equilibrio.
Peor que todas esas emociones, es
el hecho de que cuando te traicionan, uno se cuestiona si podrá volver a confiar
no sólo en la persona que ha mentido, sino en el resto del mundo. Se esfuman
las expectativas, y se pierde la sensación de control y seguridad.
Además de las emociones y de la
propia conducta, con la traición también se ven afectados los pensamientos. Es inevitable
pasarse el tiempo rumiando sobre todo lo ocurrido, atando cabos y redibujando
la historia con la nueva información. Es horrible la sensación de no ser dueño
de tus pensamientos, de tener el cerebro en constante funcionamiento, dándole
vueltas una y otra vez a lo mismo, y que todos esos pensamientos se conviertan
en una obsesión afectando al funcionamiento normal de tu vida. Cuánto deseé ser
Clementine en "Eternal Sunshine of the Spotless Mind" y que alguien viniera a
resetear mi mente.
Cuando caí del guindo, me pareció
escuchar un “clin clin clin” de piezas que se hacían añicos, y no sabría decir
qué hizo más ruido al romperse ni qué causó más dolor al resquebrajarse: si la
confianza, el respeto, o el amor hacia esa persona.
Durante unos días me olvidé de
sonreír, de reír, de dormir, de socializar, de escribir por aquí o leer otros
blogs, de comer bien, de cuidarme. Me pesaba la cabeza de tanto pensar, y jamás
había somatizado tanto una tristeza y un dolor “subjetivo”. De estar tan
cabizbaja, me salió una contractura en el cuello; caminaba mirando al suelo, y
obligada por la posición de mi cabeza, me dediqué a mirarme el ombligo y a
bucear en lo que estaba sintiendo. Ya tengo aprendido lo necesario que es que las emociones fluyan para que el dolor se vaya debilitando.
Sentí mucha rabia. Las
consecuencias de no decir toda la verdad, pueden ser equiparables a las de
falsear con premeditación y alevosía, por mucho que uno se excuse en estar
protegiendo a otra persona al contar verdades a medias. ¡Y cómo duele! De hecho
sé que en la mayoría de las ocasiones en las que se fragua una traición por una
mentira (o por toda una doble vida), no hay una intención intrínseca de hacer
daño; generalmente hay ignorancia, egocentrismo o torpeza, o todo a la vez.
Pero duele igual. Y las mentiras más dañinas para la salud emocional de uno,
son aquellas que se dicen para evitar responsabilizarse de las consecuencias de
unas decisiones o unas conductas, en las que el otro nos perjudica en la
búsqueda de su propio beneficio.
Me he sentido idiota porque no
esperaba nada de esto, pero no guardo rencor. Ahora sólo tengo una sensación de
estar constantemente comiéndome un helado de sardinas caducadas, y un vacío
inmenso. Me pregunto cuánto se tarda en regenerar las buenas sensaciones y
sentimientos, todo aquello que se ha dado y se ha perdido.
El “clin clin clin” aún estuvo un
tiempo resonando. Clin… se lee igual que clean,
limpiar en inglés. Deduje que la solución pasaba por limpiarme de todo. Y como
cuando uno hace el cambio de la ropa de temporada, que lo saca todo, limpia el
armario, desecha la ropa que no le interesa, y vuelve a llenar el armario con
otra ropa distinta, intenté sacar todo afuera, decir todo lo que me quedaba
pendiente, dejar que se escaparan todos los recuerdos bonitos para darle la
suficiente enjundia al proceso como para que se me grabara ese sufrimiento, que
es verdad que me he visto en otras peores, pero necesitaba que esos buenos
recuerdos no volvieran a confundirme. Dice el dicho: “Hay muchas penas que el
tiempo hace olvidar, pero hay huellas, que ni un siglo ha de borrar”. Pues eso.
Seguir manteniendo el hilo esperando una explosión mágica de arrepentimiento, o
deseando escuchar cosas bonitas que compensen el ego herido, sería igual que
tener sed y beber agua salada, así que he decidido cortar el hilo.
Además de limpiar mi cabeza,
decidí limpiar mi cuerpo por dentro, y estuve 10 días con la nazi-cura del
sirope de savia de arce. Lo cierto es que tengo que decir, que las dos veces
que la he hecho, he sentido más vitalidad y buen rollo que nunca; es como si tu
cuerpo estuviera aplaudiendo por dentro agradeciendo que le estés librando por
unos días de tanta mierda, que todos sabemos que liberar las ansiedades en
dietas hiper-calóricas y tener el hígado a tope procesando todas las grasas, no
es muy bueno para la salud. Y luego está la parte de deshincharte y perder unos
kilillos, que teniendo en cuenta que ahogar las penas en la comida tiene
también como consecuencia el encontrarse con unos kilos de más, pues la verdad
es que no viene mal.
Y una vez todo limpio y vacío, ya
sólo queda volver a llenar, y ojalá vengan por fin las cosas buenas. Tendría
que pensar dónde buscar esas cosas buenas, pero es difícil cuando la ilusión
mental se esfuma. Y ahora que había decidido volcar todas mis energías en el
trabajo, resulta que estamos de huelga. Me río por no llorar.
Hasta ayer pensaba todo eso, pero
hoy ya no. Intento creerme todas las cosas que he predicado por aquí, ver el
vaso medio lleno, creer que la felicidad está al alcance de nuestras
manos si se quiere. O no. No sé, sólo lo creo a ratos. Y a veces estoy bien, y
otras estoy mal. En ocasiones sonrío y en otras salgo a la calle con cara de
asco. Unos ratos siento pena, otros rabia, tristeza o lo niego todo. Toda una noria emocional y náuseas. Cualquiera diría que es otra cosa.
Eso sí que sería una gran ironía de la vida.
Sólo digo: BASTA YA!
ResponderEliminarQue siiii....
EliminarAcabarás pronto con este no-luto de esta no-relación. Pronto. Y allí seguiremos los amigos.
ResponderEliminarYou are the best! Mua!
EliminarHummm...Te diría que intentes ante todo hacer tu vida, distraerte, salir con tu gente, leer, mantener la cabeza ocupada, ver comedias (nada de pelis románticas) y todo lo que te genere buen rollo.
ResponderEliminarEl resto, se irá evaporando poco a poco. Y por supuesto, sé benévola contigo misma y que le den por culo al imbécil que no te ha sabido apreciar. Un beso.
Lo haré, todo llegará, tiempo al tiempo. Gracias guapa.
EliminarEnhorabuena por ser valiente y tomar la decisión difícil de cortar el hilo. No se hasta que punto habrá sido buena idea haber hecho una dieta tan "hard" (un semi-ayuno) en esos momentos. Pero aún así has sido capaz. Ahora cuando llegue lo bueno le tendrás preparado un sitio que antes ocupabas con cosas mediocres.
ResponderEliminar¡Ayuno total! Soy así de radical, nunca me he manejado bien con las medias tintas, y o todo, o nada.
ResponderEliminarNo me considero una valiente, de hecho más bien todo lo contrario, pero las circunstancias obligan y creo que hace mucho que se colmó el vaso y que toca plantarse.
Mi gran temor es que a consecuencia de todo esto, a lo mejor cuando llegue lo bueno le doy una patada por miedo a volver a sufrir un desengaño/traición o lo que sea. Eso es lo que más me pesa. El dolor con el tiempo se acaba curando, pero la sombra de la traición y sus consecuencias, no es tan fácil de borrar.
Saludos y gracias por pasarte de nuevo ;-)
Mantén la cabeza ocupada, como ya te han dicho, es la mejor forma de no pensar.
ResponderEliminarEl resto viene solo, aunque eso también lo sabes.
¡Hoy toca estar bien, ha salido el sol!
EliminarHaces muy bien en limpiarte y dejar salir todo lo malo. Vas a ver cómo, a partir de ahora, lo ves todo más claro y de a poco vas llenándote de cosas positivas. No es algo que suceda de un día para otro pero lo importante es la actitud y veo que vas por buen camino. Besotes!!!
ResponderEliminarVa por días, Alter. Hago lo que puedo. Más besos!
EliminarSi te sirve de algo creo que todas hemos deseado ser Clementine más de una vez.
ResponderEliminarPuede que ahora lo veas así (lo de la traición, el que el tipo te parezca un desconocido, etc), pero, en mi experiencia, con el tiempo todo sirvió para algo, son experiencias al fin y al cabo, que quizá te sirvan para la próxima vez que vuelvas a elegir.
Yo siento que de cada relación nefasta que tuve aprendí un montón, aunque en su momento ni te digo lo que me dolieron.
¡Ya llega la primavera! En unos días se va el frío y vas a ver como el calorcito te alegra...
Un beso grande
Sí sí, de todo se aprende, pero que vengan experiencias positivas de las que aprender y que disfrutar también, jeje..
EliminarLo del tiempo, parece que lo hacen aposta. Hoy llueve y hace frío.. aghh!
Bienvenida a la vida. Unas veces es maravillosa, otras es una campo de minas...La mía tiene más vaivenes que los precios de la bolsa pero ¿sabes qué? Si sientes es porque estás viva. Tiempo al tiempo
ResponderEliminarGracias Eli. Lo bueno y malo de ser tan sensible, es que todo se vive con más intensidad. También soy consciente de ello. Saludos!
EliminarCuidado con el vaso medio lleno, es traidor...
ResponderEliminarJajaja, una forma muy particular de dar ánimos...
EliminarCreo que ya te han dicho todo lo que pensaba decirte. Ánimo! Y que la primavera pase pronto. Para mí, una estación tan revuelta no es nada positiva, por mucho que salgan las flores mi estado de ánimo parece seguir los altibajos del tiempo.
ResponderEliminarPues ya somos dos. Que pase la mala racha, caiga cuando caiga, y quen o haya flores más esplendorosas que nosotras mismas, jajaja. Mua!
EliminarDe todo hay que sentir ¿no? De no ser así, ¿valoraríamos los buenos momentos?
ResponderEliminarDescribes perfectamente cómo se siente la traición, cómo duele y cómo reaccionamos. Y supongo que habrá servido como desahogo. Así lo espero.
De las historias que terminan con traición, mentira o simplemente mal rollo recuerdo la parte mala el tiempo suficiente para convencerme del todo de que hasta ahí llegó, para no caer en la tentación de recaer, pero después aparco esos malos recuerdos y revivo los buenos, para no tener esa terrible sensación del tiempo perdido con esa persona. Todo nos pasa por algo, o al menos para algo. Aunque sólo sea para aprender.
Un abrazo
Sí, Alís, esa era la idea, reconocer lo que se siente para tratar de controlarlo sabiendo que es algo "perfectamente" normal ante una situación así. Tengo que decir que este tipo de dolor no lo había experimentado nunca, pero cada vez se diluye más. Me alegro haberlo sabido plasmar bien.
ResponderEliminarHe guardado los buenos recuerdos en una cajita para que no me despisten de momento y ya veremos si más adelante se pueden volver a sacar para revivirlos.
A día de hoy, creo que hasta me hicieron un favor, porque si no esto iba a ser el cuento de nunca acabar pero sin llegar a ningún lado. Supongo que ningún final es el ideal.
Muchos besos!
Ese hombre que tú ves ahí
ResponderEliminarque parece tan galante,
tan atento y arrogante,
lo conozco como a mí.
Ese hombre que tú ves ahí
que aparenta ser divino,
tan afable y efusivo,
sólo sabe hacer sufrir...
Es un gran necio,
un estúpido engreído,
egoísta y caprichoso,
un payaso vanidoso,
inconsciente y presumido,
falso enano rencoroso
que no tiene corazón.
Lleno de celos,
sin razones ni motivos,
como el viento, impetuoso,
pocas veces cariñoso,
inseguro de sí mismo,
soportable como amigo,
insufrible como amor.
Ese hombre que tú ves ahí,
que parece tan amable,
dadivoso y agradable,
lo conozco como a mí.
Ese hombre que tú ves ahí,
que parece tan seguro
de pisar bien por el mundo,
sólo sabe hacer sufrir.
Gran canción!
EliminarPues estoy con Alis, con el tiempo seguro que queda una mezcla de sentimientos. Lo terrible, lo que menos me gusta, es que puedan cambiar a las personas. Que una traición o el maltrato o lo que sea, consiga que sea otra diferente, desconfiada, distante, insegura,... eso sí es terrible.
ResponderEliminarEspero que lo lleves mejor ya.
Pues sí, eso es lo que más pesa, que una situación así te condicione y te haga ser más desconfiado. Pero ya se va diluyendo... gracias!
EliminarNo sé cómo he llegado hasta aquí...pero tus palabras son tan y tan familiares para mí. Una persona a la que quise con locura, y después de un tiempo (demasiado) descubrir que muchas cosas eran mentiras, o peor, medias verdades, por su propio beneficio sin importar mi persona,... sentirme dolida, sentir que es un desconocido, un egoísta, culparme por haberle querido, hacerme un tatuaje como recordatorio de todo el dolor, para no abrir jamás la puerta a los buenos recuerdos por si se me olvida el dolor...y como tú sentirme vacía, inmensamente vacía. :(
ResponderEliminarPues me alegro de que hayas llegado hasta aquí, sea como sea y que te hayas sentido identificada. ¡Un tatuaje! Uaoh! Lo peor que podemos hacer es culparnos por haber sido fieles a nuestros sentimientos. Es la otra persona la que ha fallado, no nosotras. Y todo pasa. Siempre he odiado el dicho de que "el tiempo todo lo cura" pero no puede ser más cierto.
EliminarY eso, cuando uno está vacío, sólo queda volver a llenar. ¡Animo!