Soy la procastinadora inquieta. Porque he
pretendido hacer muchas cosas antes de marcharme a trabajar, pero al final he
ganduleado básicamente. Amanecí con un punto optimista, eso sí, y me dio por
intentar alimentar a las mariposas del estómago charlando con los matches
actuales del Tinder. Como no me salía, porque sospecho que no me queda nada
dentro y que ya no me creo a nadie, me puse a alimentar el estómago, pero me he dado cuenta de que así tampoco crecen las dichosas mariposas, que lo que está creciendo es otra
cosa.
En los apartamentos en los que últimamente echo demasiadas horas de trabajo, viví un
momento “Lost In Translation” al tener que entenderme con una china que hablaba
en inglés de aquella manera: “Ai jaf a fifa, ai jaf a fifa” – decía ella. “You have a FIFA? What is
what you are asking for?” – no me podía creer que la china me estuviera
preguntando por algo de fútbol mientras yo le enseñaba en el mapa dónde estábamos.
“A fifa jir, nou nid for shogüin me enizing”. Supongo que quería decir que
tiene una amiga que le dará indicaciones de la ciudad. Por curiosidad acabo de consultarlo, y según el traductor de Google, una fifa en chino es Guójì
zú lián, así que vaya usted a saber lo que ha venido la china a hacer en Madrid y con quién.
Con eso de que hoy empezaba el
otoño, anoche saqué unas lentejas que tenía guardadas en el congelador desde el
invierno pasado. Y de momento no me he muerto, ni por haberme tomado unas
lentejas probablemente pochas, ni por el hecho de que después de ochocientosmil
días diluviando y haciendo frío, me pareciera buena idea estrenar el otoño así,
con una comida altamente calórica, pero hoy habrá hecho unos 30º de temperatura
y sol radiante. El veranillo de San Miguel siempre ha tenido mucha guasa.
Llevé a mi perro al veterinario,
a vacunar y a cortarle el pelo. El peluquero perruno me miró mucho y me trató
diferente, como si no me conociera; con demasiada delicadeza, no sé. Luego he caído en
la cuenta de que a pesar de que no suelo arreglarme a no ser que salga más allá
del perímetro de mi barrio, hoy iba con el ojo pintado y perfectamente aseada, y
así me he presentado en el veterinario. He llegado a la conclusión de que creo
que no me ha reconocido y que se ha pensado que yo era la hermana mona de la dueña
de Indo, esa que seguro que es amiga de la loca que alimenta a las palomas y de
la otra que vive con 40 gatos. Así que he decidido que mañana la que va a la
peluquería soy yo, que esto no puede ser.
El resultado de la consulta con
el veterinario, es que mi perro pesa 400 gramos más que antes de las vacaciones,
que teniendo en cuenta su peso, es como si hubiese engordado 4 kilos este
veranito. ¡Anda, como yo! Si es que cada día se parece más a mí.
Y mirando las fotos del antes y del después, lo cierto es que luego siempre me
arrepiento de cortarle el pelo, porque le dejan como muy perro de postín, y me
gusta más despeluchado y asilvestrado (¿como yo?), por lo que espero no salir
llorando de la peluquería mañana cuando me peinen de PePera, como siempre.
Por la tarde me ha llamado por
teléfono una de mis blogueras favoritas, que vive fuera de España y ha venido a
pasar unos días por Madrid, así que con eso de que hemos intercambiado unos
emails, hemos decidido pasar al plano real y vamos a conocernos.
La verdad es que me hace mucha ilusión desvirtualizar de nuevo a alguien, como
hace muchos años, cuando escribía en un foro de música del que salieron muchos
de mis mejores amigos que aún conservo. Igual de este encuentro sale un viaje a
Marruecos, y me encanta.
Ya en casa por fin he atacado uno
de los armarios, y me he encontrado un montón de tesoros que no sabía que
tenía: una vajilla de porcelana fina y ribete de plata monísima, el juego del “Quién
es Quién”, o un collage precioso que hice en la época en la que vivía en
Barcelona que igual vuelvo a colgar en algún rincón de la casa. También encontré unos auriculares estupendos sin estrenar que me
regaló mi abuelo hace tropecientos años por Reyes, el tren eléctrico que tenía
mi padre cuando era pequeño y cochecitos
antiguos. En esa misma caja, había otras pequeñitas de “Phosphorrenal
Inyectable” en las que pone que “es un poderoso reconstituyente necesario en la
anemia, neurastenia, afecciones del pecho y en general en todas las
enfermedades en que un organismo debilitado necesita un reconstituyente muy
activo”, y pensé que igual me venía bien ese reconstituyente para ponerme las pilas, pero al final dentro
de la caja había soldaditos de plomo; y bueno, que en las cajitas de pastillas también
ponía que caducaban 1964.
El jueves por fin le voy a poner
remedio a mis humedades; tengo una cita y ya me han dicho me van a hacer un
boquete, así, sin más. En el techo y en el armario, claro, para ver de dónde vienen las humedades y
las goteras que han hecho que salga moho en ese armario trastero.
Y para rematar el día, me he enterado
de que partir del lunes parece que se acaba mi suplicio de los apartamentos y
que podré dedicarme a lo que de verdad me tengo que dedicar y estoy que no me
lo creo, y además resulta que Alberto Ruiz-Gallardón dimite y abandona la política
tras la retirada de la reforma de la ley del aborto, y cuando lo he leído casi
que tampoco me lo creo.
¡Ay! Ha sido todo muy raro e
inesperado. Y si son cortinas de humo, si se queda en promesas incumplidas o en planes que no
cuajan, al menos hoy todas estas cosas me han hecho tener un buen día. Cuelgo yo. Buenas noches.
Cada día escribes mejor jodía! No sé...sólo es el relato de un día cualquiera, bueno...de un día raro, pero no es el qué, sino el cómo lo cuentas
ResponderEliminarAinss... no tengo claro qué es escribir bien, pero si lo decís, será cierto. Muchas gracias y un honor haberte inspirado. Muacka!
EliminarBueno, si vamos a eso yo tampoco, si me llega de forma fluida disfrutando mientras lo leo no sólo con el fondo, sino con la forma de expresarlo, para mí es escribir bien, otros habrá que escriban muchísimo mejor, pero si me aburren ya me dirás...
Eliminar¡Gracias reina mora! Mua!
EliminarJajajaja. Estuvo movidito, tu día... Las pastillas, de existir, también las podía haber probado, a ver si hacían algún tipo de reacción con las lentejas añejas. Jajajaja. Besotes!!!
ResponderEliminar¡Estaba dispuesta a probar las pastillas, a lo loco! Soy experta en cosas caducadas, creo que hacen el organismo más fuerte. Igual me estoy convirtiendo en alguna super heroína, jajaja. Mua!
EliminarUn día raro, sí :)
ResponderEliminarBueno, los he tenido peores, pero este fue un día raro de los que te dejan buen sabor de boca.
EliminarTres preguntas:
ResponderEliminarDe que marca es el congelador?
El veterinario tiene un apaño?
Tiene algo que ver el veterinario con las humedades?
Jajajaja!
EliminarPues el congelador es de El Corte Inglés, el veterinario ya te digo que tiene un apaño no, sino varios, pero el que se fijó en mí era el peluquero que no tiene rollo, y ya me gustaría a mí que el veterinario tuviese que ver con las humedades, pero simplemente se trata de una gotera en el techo. ;-)
Leo la palabra procastinar y de formas instintiva me protejo allí...
ResponderEliminarDebe ser lo de la lectura automática.
:P
Toro, siempre que te pasas por aquí es para criticar y para decirme que te entra la pereza máxima en las primeras líneas. Te libero del sufrimiento, no hace falta que dejes constancia de tu paso si no quieres. Procastina, procastina.
EliminarUn jornada movidita e interesante, Rita.,
ResponderEliminaruffff... estoy estresada
besos
No mujer, así es más divertido. Besos!
EliminarHay días más tranquilos, aburridos y previsibles que el tuyo ¿eh?
ResponderEliminarUn saludo
Me gusta que la vida me sorprenda ;-)
EliminarBesos!
Las pastillas esas habría que meterlas en un contenedor antiradiación, lo menos, jajaja!
ResponderEliminar¡Y que lo digas! O igual después de tantos años si te las tomas te conviertes en superhéroe.
Eliminar¡Día raro, pero con buenas noticias. Felicidades!
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